La tosferina es una enfermedad infecciosa, muy contagiosa, causada por una bacteria (Bordetella Pertusis). Su contagio es a través de la vía respiratoria, es decir, tos, estornudos, etc.
La tosferina comienza como un resfriado común, pero pasados unos 10 días comienzan los ataques intensos de tos seguidos de un fuerte sonido que parece un silbido (estridor). Tras el ataque de tos, el niño suele quedar agotado y puede vomitar.
Los más vulnerables a contraer la enfermedad son los lactantes menores de seis meses, debido a que no se ha completado la vacunación en esas edades. Tras completar la vacunación estamos protegidos durante un periodo de 6 a 10 años, tras los cuales se pierde inmunidad, por lo que los adolescentes y adultos pueden volver a contagiarse (los síntomas suelen ser leves o puede pasar desapercibidos) y a su vez, transmitir la enfermedad. Por ello, son una fuente de infección para los lactantes que no han completado toda la pauta de vacunación.
Los menores de 1 año son los que sufren las consecuencias más graves de esta enfermedad y más de la mitad precisan de hospitalización.
La mayoría de los lactantes que padecen tosferina, son contagiados por las personas con las que conviven, es decir, padres, hermanos y cuidadores. En más de la mitad de los casos son los padres, y en especial las madres, la fuente de infección.
Protegiéndote de la tosferina también proteges a tu bebé. Por ello desde Llama a la Comadrona recomendamos que si tenéis intención de tener hijos o si tenéis lactantes menores de un año, preguntéis a vuestro médico sobre como protegeros de esta enfermedad.